La empresa italiana Areté – The Agri Food Intelligence Company ha realizado un análisis sobre el impacto de los aranceles impuestos por el expresidente Donald Trump a ciertos países, con un particular enfoque en el sector agroalimentario. En el informe, se señala que México es el principal comprador de maíz estadounidense, representando un 40% de las exportaciones en 2023/24, mientras que China concentra el 55% de las exportaciones de soja de Estados Unidos.
Una posible intensificación de la guerra comercial podría resultar en un exceso de producción en Estados Unidos, lo que ejercerá presión a la baja sobre los precios internos. Este escenario recuerda a la crisis arancelaria de 2018/19, durante la cual las exportaciones estadounidenses de soja hacia China se desplomaron un 52%. El análisis también destaca el encarecimiento de importaciones de aceites vegetales y grasas animales, especialmente desde Canadá, lo que podría llevar a un aumento en la demanda de productos nacionales como el aceite de soja, aunque la sustitución no será fácil y podría generar inestabilidad en la industria alimentaria.
Además, se advierte que Canadá y México son los principales proveedores de petróleo crudo para Estados Unidos, representando el 60% y el 10% de las importaciones totales en 2022, respectivamente. Un aumento en los costos de importación en este sector podría resultar en un aumento de los precios energéticos, afectando así a la industria en general y contribuyendo a un repunte inflacionario.
Las exportaciones de Canadá, México y China dependen en gran medida del mercado estadounidense, constituyendo en 2023 el 78%, 80% y 15% de sus ventas al exterior, respectivamente. Por lo tanto, la reciente ola de proteccionismo podría reconfigurar el comercio internacional y generar volatilidad en múltiples sectores. Hasta el momento, la Unión Europea no ha enfrentado restricciones comerciales, pero Trump ha manifestado su intención de imponer aranceles a sus exportaciones si regresa a la presidencia.
Areté se posiciona como líder en análisis y previsiones sobre los mercados agroalimentarios en Europa, y recientemente ha abierto su primera filial en el extranjero. La empresa ha trabajado durante más de 15 años con algunas de las principales empresas agroalimentarias italianas y ha colaborado con diversas asociaciones sectoriales y la Comisión de la UE desde 2002. Entre sus clientes destacados se encuentran marcas reconocidas como Barilla, Lavazza y Lindt, junto con empresas del comercio minorista y del sector agrícola.