A medida que avanza el siglo XXI, la alimentación se encuentra en el centro de una transformación global que prioriza la salud, la sostenibilidad y la ética. Históricamente, las proteínas han tenido un papel fundamental en el desarrollo de las civilizaciones, desde los guerreros espartanos hasta los ejércitos de Genghis Khan, quienes incorporaban en su dieta legumbres y carnes saladas. Sin embargo, el auge de tendencias como el veganismo y vegetarianismo está impulsando un cambio hacia fuentes de proteínas alternativas, que prometen no solo igualar, sino incluso superar las propiedades nutricionales de las proteínas animales.
Florencia Braga, Dietista-Nutricionista y Gerente de Asuntos Científicos para EMEA en Herbalife, señala que “la alimentación está viviendo una transformación sin precedentes”. Este cambio se refleja en un creciente interés por las proteínas vegetales, que se espera que impulsen el mercado mundial hacia un valor de 33.400 millones de dólares para el año 2031. Las dietas basadas en plantas, asociadas a múltiples beneficios para la salud, muestran un perfil nutricional atractivo, ligado a una reducción del riesgo de enfermedades como las cardíacas y ciertos tipos de cáncer.
Las proteínas vegetales, que se obtienen de ingredientes como legumbres, cereales y algas, están ganando popularidad no solo por su valor nutricional, sino también por su impacto medioambiental significativamente menor en comparación con la producción de proteínas animales. Esta tendencia hacia la sostenibilidad ha llevado a una mayor adopción de modelos de economía circular, facilitando así un uso más eficiente de los recursos naturales.
Además de la sostenibilidad, una de las innovaciones más destacadas en esta revolución alimentaria es la capacidad de personalización de las proteínas. Gracias a los avances en biotecnología, ahora es posible diseñar proteínas específicas adaptadas a las necesidades individuales, optimizando su absorción según factores como la edad, el nivel de actividad y el estado de salud. Esto permite que cada persona acceda a una nutrición adaptada a sus características biológicas y necesidades.
Entre las múltiples alternativas, se pueden mencionar la proteína de guisante, que destaca por su digestibilidad y perfil de aminoácidos; la proteína de arroz, una opción hipoalergénica y libre de gluten; o las lentejas, que además de ser ricas en proteínas, son una excelente fuente de fibra y minerales. Así, la variedad de opciones disponibles hace que cada vez más personas se inclinen por una dieta respetuosa con el medio ambiente y saludable.
La tendencia hacia una alimentación basada en plantas no solo responde a un cambio en las preferencias dietéticas, sino que también ofrece un amplio espectro de beneficios para la salud, impactando positivamente en la calidad de vida y contribuyendo a un futuro más sostenible para el planeta. Tal y como concluye Braga, “la dieta basada en plantas se está volviendo cada vez más popular y está destinada a crecer aún más, ofreciendo no solo una forma de comer más saludable y respetuosa con el medio ambiente, sino también una variedad deliciosa y diversa de opciones de alimentos que pueden nutrir el organismo”.