Desde el pasado 1 de enero, el IVA de la electricidad ha regresado al 21% después de haber estado reducido durante tres años y medio. Esta medida, combinada con un aumento en el Impuesto Especial de la Electricidad (IEE) hasta el 5,11% y en el Impuesto sobre el Valor de la Producción de la Energía Eléctrica (IVPEE) al 7%, provocará un significativo incremento en las facturas de la luz tanto para hogares como para empresas, especialmente en una época del año marcada por el frío y las altas demandas energéticas.
Los hogares sufrirán un aumento de hasta el 10% en su factura mensual. Además, la reducción de las bonificaciones para consumidores vulnerables representa un reto adicional para las familias con menores recursos económicos. Entre enero y marzo de 2025, estas bonificaciones se reducirán al 50%, y al 65% para los vulnerables severos, cifras que están por debajo de las ofrecidas en años anteriores. Esto se traduce en un golpe considerable para los consumidores, que podrían ver incrementadas sus facturas anuales en hasta 100 euros.
El panorama es igualmente complicado para las empresas, sobre todo aquellas que pertenecen a sectores intensivos en energía, como la industria manufacturera o el comercio. El aumento en los costes operativos podría reflejarse en los precios finales de los productos y, posiblemente, afectar su competitividad en el mercado. La incertidumbre que rodea a la industria energética podría además desincentivar nuevas inversiones.
Ante esta situación, surge la necesidad de explorar alternativas energéticas para mitigar el impacto económico de estas subidas de precios. Según los expertos de SotySolar, implementar soluciones relacionadas con la eficiencia energética y las fuentes de energía renovable es crucial tanto a corto como a largo plazo. Entre las propuestas se incluyen cambios en los hábitos de consumo, como el uso de electrodomésticos en modo ECO, la reducción de la potencia contratada y la posibilidad de cambiar de proveedor de electricidad.
Negociar un precio fijo con la compañía eléctrica se presenta también como una estrategia para enfrentarse a la volatilidad del mercado. Este acuerdo debería estar en un rango entre 0,15 euros/kWh y 0,20 euros/kWh, asegurando estabilidad en los gastos a lo largo del tiempo. Por otro lado, la instalación de energías alternativas como placas solares o sistemas de aerotermia también se postula como una solución viable y asequible, adaptándose a distintos tipos de vivienda y empresas.
Por ejemplo, una vivienda con una factura mensual de 150 euros podría reducir su gasto a solo 45 euros al mes tras la instalación de paneles solares, lo que supondría un ahorro de 1.260 euros al año. Para las empresas, apostar por la energía solar fotovoltaica no solo sirve para reducir la huella de carbono, sino que también ayuda a cumplir con futuras regulaciones y mejorar la imagen corporativa.
SotySolar enfatiza que una instalación fotovoltaica adecuada podría generar un ahorro de hasta un 70% en la factura, dado que los consumidores producirían y consumirían su propia energía. Además, la disponibilidad de subvenciones y ayudas fiscales en diferentes comunidades autónomas puede facilitar la inversión en estas tecnologías, lo que puede resultar en electricidad gratuita durante el día una vez amortizados los costes de la instalación.
En resumen, el aumento de impuestos y precios en la energía eléctrica obliga a consumidores y empresas a tomar decisiones estratégicas para asegurar su estabilidad económica a largo plazo. La instalación de energías renovables como los paneles solares emerge como una alternativa no solo viable, sino también necesaria en este contexto.