El próximo 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud, una ocasión en la que la Fundación Adecco, con la colaboración de Wärtsilä, presenta su 9º informe «Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro». En esta edición se ha encuestado a 253 personas con discapacidad menores de 30 años, de las cuales, un 89,8% nunca ha trabajado antes y está en búsqueda de su primer empleo.
Si existen dos atributos que definen el actual mercado laboral son la incertidumbre y la competencia, planteando un escenario complicado para quienes buscan una oportunidad profesional, especialmente si nunca antes han trabajado. Este contexto se torna aún más desafiante para los jóvenes con discapacidad, como lo refleja su tasa de desempleo del 48,1%, frente al 27% de sus contemporáneos, según el último informe del SEPE. Este porcentaje es el más alto entre todos los grupos de edad de personas con discapacidad, descendiendo al 24,3% para las personas entre 26 y 44 años y al 18,2% para quienes tienen 45 años o más.
«La ausencia de experiencia laboral, la alta competencia, las redes de contacto más limitadas entre los jóvenes o las expectativas y requisitos de las ofertas de empleo, hacen que las personas que buscan un primer trabajo encuentren grandes dificultades. Estos obstáculos se amplifican en el caso de los jóvenes con discapacidad, debido a la falta de formación, accesibilidad y a los prejuicios y estereotipos que frenan la voluntad de los empleadores a la hora de incorporarlos a los equipos de trabajo», explica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
De hecho, según el 8º informe «Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro», presentado el año pasado, las personas menores de 30 años con discapacidad tardan una media de 24,5 meses en encontrar empleo, tiempo que se reduce a la mitad entre las personas de su generación. Esta realidad se traslada al imaginario cultural de los jóvenes con discapacidad, interiorizándose en su propia percepción: el 86% ve «muy difícil» acceder a un primer empleo y más de tres cuartas partes (76,5%) cree que tardará más de un año en encontrarlo.
«Para equiparar las oportunidades de los jóvenes con discapacidad con el resto de sus contemporáneos, resulta crucial fomentar la sensibilización y formación de los empleadores, mejorar la accesibilidad en los lugares de trabajo e impulsar políticas activas de empleo que proporcionen formación y apoyos adecuados para que los jóvenes con discapacidad puedan conectar con los sectores que hoy lideran la creación de empleo», añade Mesonero.
Los resultados de la encuesta revelan que la gran mayoría de los jóvenes con discapacidad (82,2%) considera que las barreras culturales, como los prejuicios y estereotipos asociados a la discapacidad, son el mayor impedimento para competir en igualdad de condiciones con el resto de la población activa. Mientras, el 17,8% restante señala que la insuficiente formación y experiencia constituyen el principal factor que los perjudica en el ámbito laboral.
Las barreras culturales se traducen en un sentimiento de rechazo en la búsqueda de empleo. Así, el 56,7% de los jóvenes con discapacidad declara haber sentido discriminación en el proceso; en concreto, un 43,3% en la fase previa del currículum y un 72% en la propia entrevista de trabajo, donde han puesto en duda sus capacidades para el desempeño. Además, el 55% de los jóvenes con discapacidad tiene una vocación concreta, pero no cree que pueda dedicarse a ella profesionalmente por la falta de formaciones adecuadas para su tipo de discapacidad.
En este sentido, Mesonero concluye: «Abordar ambos retos (barreras culturales y falta de formación) es indispensable para construir entornos laborales en los que los jóvenes con discapacidad puedan desarrollarse y aportar su talento. La principal receta es la sensibilización para combatir los prejuicios que los excluyen del mercado laboral. Además, es fundamental diseñar ‘inclusion journeys’ o procesos de selección alternativos en los que las personas con discapacidad tengan oportunidades reales de competir con el resto de los profesionales. Por último, equiparar la formación con las personas de su generación es fundamental para que puedan conectar con los nichos de empleo emergentes y desarrollar carreras profesionales satisfactorias y sostenibles en el tiempo. Estos esfuerzos no solo benefician a los jóvenes con discapacidad, sino que enriquecen los entornos laborales y, en última instancia, a toda la sociedad».
Las motivaciones de los jóvenes con discapacidad para trabajar comparten muchas similitudes con las de sus contemporáneos, pero presentan ciertos matices. Es significativo que el aspecto más valorado es la posibilidad de incrementar su autoestima y realizarse profesionalmente (72,3%). Por otra parte, un 68,4% tiene como principal objetivo ser independiente económicamente y un 55% desea incrementar su círculo social y red de contactos. Por último, un 51% aspira, a través del empleo, a conseguir una vida estable y normalizada.
«Para los jóvenes con discapacidad, el empleo trasciende la mera obtención de un salario, convirtiéndose en un instrumento clave para fortalecer su autoestima y crear redes de contactos que potencien su inclusión social y profesional. Si bien la remuneración es importante, los beneficios del empleo para ellos abarcan dimensiones más profundas de desarrollo personal y profesional. El empleo es, en definitiva, el medio por excelencia para normalizar su vida».
Finalmente, los jóvenes con discapacidad muestran un creciente interés en participar en programas de mentoring dirigidos por profesionales de empresas (84,9%), en realizar prácticas en organizaciones (80,6%) y en asistir a talleres y webinars sobre búsqueda de empleo (72,1%). «El mentoring constituye una palanca poderosa para la inclusión y el desarrollo profesional de los jóvenes con discapacidad. No solo les proporciona una guía personalizada adaptada a sus necesidades, sino que también se construyen relaciones sostenibles que les permiten recibir apoyo constante y mejorar su confianza en el mercado laboral», explica Mesonero.
### principales recomendaciones para jóvenes con discapacidad en búsqueda de su primer empleo incluyen identificar habilidades blandas, redactar una carta de motivación, formarse en áreas relevantes, convertir la discapacidad en una fortaleza, utilizar la inteligencia artificial para crear currículums personalizados, aprovechar servicios y redes de contacto, buscar empresas inclusivas, ser proactivo y perseverante, establecer objetivos claros y mantener una actitud positiva durante el proceso de búsqueda de empleo.