Cuando una pareja decide poner fin a su convivencia, ya sea a través de un divorcio o una separación, y tienen hijos en común, es esencial llevar a cabo una serie de trámites para regularizar la nueva situación familiar. Este proceso es fundamental para determinar las medidas civiles que regirán las relaciones entre los progenitores y sus hijos, así como las decisiones económicas que garantizan el sustento de los menores y las cargas familiares.
En los casos donde existe un acuerdo entre las partes, los abogados redactarán un convenio regulador. Este documento, que deberá ser ratificado en sede judicial, incluirá las pautas que definan las responsabilidades y derechos de cada progenitor en relación a la crianza y el bienestar de los niños. Sin embargo, si las partes no logran un consenso, se deberá iniciar un procedimiento judicial en la vía contenciosa, donde será el juez quien, tras escuchar a ambas partes, determinará las medidas apropiadas sobre la guarda y custodia de los menores.
La guarda y custodia es un tema recurrente en los litigios familiares, siendo un aspecto clave del proceso legal. En este contexto, el despacho jurídico Pérez Matey & Asociados ha compartido que pueden solicitarse pruebas al juzgado para que expertos en materia familiar evalúen y propongan lo que consideran más adecuado para el bienestar de los menores.
Una de las pruebas más relevantes es la valoración psicosocial. Este procedimiento permite que un equipo de psicólogos adscrito a los juzgados de familia evalúe a la unidad familiar por separado, investigando la relación entre sus miembros y determinando el régimen de guarda y custodia más idóneo. Durante este proceso, se cita a cada progenitor y a los menores en días diferentes, realizando un exhaustivo análisis de la vida personal de cada uno, lo que incluye su historia familiar, relaciones personales y otros factores que pueden influir en el bienestar de los niños.
El informe resultante de esta valoración es importante, aunque no vinculante, pues a menudo influye en la decisión del juez al tratarse de un análisis llevado a cabo por profesionales imparciales y capacitados.
Otra herramienta clave en estos procedimientos es la exploración del menor, que consiste en una conversación privada entre el niño y el juez, garantizando un ambiente donde el menor no se sienta presionado y pueda expresarse libremente sobre sus sentimientos y preferencias. Esta interacción puede realizarse bien días antes del juicio o el mismo día, brindando al juez y al Ministerio Fiscal información crucial sobre el estado emocional del menor y sus deseos en relación a su custodia.
Ambas pruebas, la valoración psicosocial y la exploración del menor, aportan información valiosa sobre la situación familiar y son determinantes para que el juez tome decisiones informadas que prioricen el bienestar de los niños involucrados en procesos de separación o divorcio.